Si este niño, de pequeño está realizando temerarios saltos, imaginemos las increíbles y nuevas acrobacias que haría cuando sea grande. El niño siente la adrenalina muy bien y su padre le da a conocer que solo tiene que dejarse llevar.
Ese empujón que nuestros padres nos dieron cuando aprendimos a manejar bicicleta o cuando aprendimos a caminar. En los primeros intentos nos hemos caído innumerables veces, pero después lo lograríamos por la constancia.
No olvidemos, cuando practicamos deportes extremos, tanto chicos y grandes, usar siempre el casco y demás otros protectores como las rodilleras, coderas, para poder estar más seguros de lo que hacemos. Si practicamos sin las protecciones, nos sentimos muy inseguros y tendremos más posibilidades de poder accidentarnos.