
Alrededor de 1950, las familias de los pequeños y remotos pueblos de pescadores en Lofoten, Norte de Noruega, se les ofrecieron una suma de dinero por parte del Gobierno para que puedan abandonar sus hogares y trasladarse a lugares más centrales. También se comprometieron para nunca más volver una vez reubicándose.
Esto fue parte del plan del gobierno para centralizar y modernizar el país después de la Segunda Guerra Mundial. Las comunidades que habían sobrevivido durante siglos en un ambiente hostil en la frontera entre escarpadas montañas y el mar agitado, totalmente aislados durante los meses de invierno, pues en conjunto decidieron abandonar.
Los vecinos y amigos de muchas generaciones, reunieron todas sus pertenencias y salieron de sus casas y de sus campos. Las aldeas fueron totalmente abandonadas en unos meses. Debido a la escasez de materiales de construcción, desmantelaron sus casas y se llevaron algunas partes, dejando sólo las estructuras. Las formas autosuficientes de vida tradicionales se perdieron, y también una parte de la cultura de la costa.
Hoy, 60 años más tarde, la naturaleza ha recuperado las áreas. Mirando más de cerca, sin embargo, signos de vidas vividas todavía permanecen; cercas de piedra y algunas edificaciones siguen en pie, rodeado de caminos y huellas de jardines con hierbas y flores ocultas.
En este proyecto llevado a cabo por el fotógrafo profesional Hebe Robinson, trajo a las familias y sus vidas de nuevo a los pueblos por los que una vez vivieron. Fotografías históricas de estos lugares son devueltos a donde una vez fueron tomadas, donde une pasado y presente. El proyecto consiste en el pasar del tiempo, la historia, destinos y los cambios en la sociedad. Las Fotos y sus historias son de los mismos descendientes y llevados a cabo a través del collage exacto de la toma de la imagen.













[Vía: Hebe Robinson]